Jeremías 33:6 No obstante, Yo les traeré salud y sanidad; Yo los curaré y les revelaré Mi Shalom y verdad en abundancia.
Estrés prolongado, dietas inadecuadas, cambios bruscos de temperatura o el descanso insuficiente provocan que nuestro cuerpo se resienta y desciendan nuestras defensas.
Hay signos, como pupas en los labios, cansancio mayor del habitual, herido que tardan en cicatrizar, dolores musculares sin haber practicado ejercicio o fragilidad del cabello, que delatan que las defensas de nuestro organismo están bajas. Si bien lo ideal sería evitar, en la medida de lo posible, hábitos y situaciones que puedan debilitar nuestro organismo, una alimentación adecuada también puede ayudarnos a superar épocas duras, pues permite reforzar el sistema inmunológico, que nos protege de bacterias, virus y otros organismos patógenos.
Una dieta equilibrada refuerza el sistema inmunológico
Vitamina C: aumenta la producción de interferón (sustancia celular que impide a una amplia gama de virus provocar infecciones), por lo que la inmunidad se puede potenciar. Además, esta vitamina es necesaria para formar colágeno, un componente esencial de las membranas de las células, por lo que la vitamina C contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra las infecciones.
Fuentes alimentarias: Guayaba, kiwi, mango, piña, caqui, cítricos, melón, fresas, bayas, pimientos, tomate, verduras de la familia de la col, frutas y hortalizas en general.
Vitamina E: diversos estudios han demostrado que aumenta la respuesta inmunológica (se administró 200 mg/día de esta vitamina a personas que no seguían una alimentación sana y con defensas bajas, y su respuesta inmunológica mejoró notablemente).
Fuentes alimentarias: aceite de germen de trigo, germen de cereales o cereales de grano entero (pan, arroz y pastas alimenticias integrales, etc.), aceites de oliva (principalmente, el virgen extra de primera presión en frío), vegetales de hoja verde y frutos secos.
Vitamina A: representa un papel esencial en las infecciones y en el mantenimiento de la integridad de la superficie de las mucosas (barreras naturales contra las infecciones).
Fuentes alimentarias de vitamina A: mantequilla, huevo y lácteos completos.
Fuentes alimentarias de beta-caroteno: cuando el organismo lo requiere, se transforman en Presente en verduras de color verde o de coloración rojo-anaranjado-amarillento y algunas frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón…).
Otras vitaminas: se han descrito alteraciones del sistema inmunológico asociadas al déficit de vitaminas del grupo B. La carencia de ácido fólico o vitamina B9 suprime la respuesta de algunos linfocitos, lo que a su vez se acompaña de una disminución de anticuerpos (sustancias que luchan contra los gérmenes y tóxicos). También se sabe que las deficiencias de tiamina o B1, riboflavina o B2, ácido pantoténico o B5, biotina o B8 y cianobalamina o B12, pueden disminuir la producción de anticuerpos.
El complejo vitamínico B: aparece en la mayoría de alimentos de origen vegetal verduras, fruta fresca, frutos secos, cereales, legumbres y huevos y en los productos lácteos). El ácido fólico se encuentra mayoritariamente en la verdura de hoja verde, legumbres verdes, frutas, cereales de desayuno enriquecidos e hígado, y la vitamina B12 que el organismo produce en la boca del estomago por la misericordia de Yahweh, por eso tomar agua al lebantarce.
Flavonoides: no se consideran nutrientes, son sustancias propias de plantas (colorantes) de acción antioxidante. Están presentes en numerosos vegetales, algunos de los cuales potencian la acción de la vitamina C, verduras de la familia de la col, verdura de hoja verde, frutas rojas, moradas y cítricos.
Hierro: el déficit de hierro es relativamente frecuente y afecta principalmente a jóvenes y embarazadas; disminuye la proliferación (multiplicación y crecimiento) celular y la respuesta inmunológica.
Fuentes alimentarias: Legumbres, lenteja, son las leguminosas con más contenido en hierro, ya que poseen 7 y 8 mg por cada 100 gramos, respectivamente. Su absorción es menor a la del hierro contenido en las carnes, pero su bajo costo y sus ventajosos nutrientes, nos ofrecen un alimento ideal para prevenir anemias y demás carencias nutricionales.
Siempre que consumamos legumbres tenemos que acompañarlas de ensaladas con limón, para que así se active el hierro.
Cinc: La carencia de cinc es relativamente frecuente en niños, mujeres embarazadas, madres lactantes, ancianos y personas vegetarianas o que realizan dietas bajas en calorías. El consumo habitual de tabaco también se puede considerar factor de riesgo de déficit. Su carencia influye en el sistema inmunológico y afecta fundamentalmente a órganos linfoides (que producen linfocitos) y a la respuesta inmunológica.
(Si no fuma, pero toma café es lo mismo)
Fuentes alimentarias: semillas de calabaza, quesos curados, legumbres y frutos secos, cereales completos.
Selenio: el déficit de selenio afecta a la inmunidad, estando disminuida, entre otros, la actividad bactericida, la respuesta de los anticuerpos frente a ciertos tóxicos y el desarrollo de linfocitos.
Fuentes alimentarias: cereales, huevos, frutas y verduras.
Recomendaciones para potenciar nuestras defensas
Seguir una dieta variada, basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales.
Recurrir a los baños de temperatura alterna (fría, caliente) que estimulan la circulación sanguínea y linfática y fortalecen el organismo.
Emplear, si es necesario, plantas medicinales que ayudan a reforzar la inmunidad (equinácea, tomillo, escaramujo, ajo, hojas de grosello negro, espino amarillo, etc.).
Dormir el suficiente número de horas para favorecer el correcto funcionamiento de nuestro sistema de defensas.
Realizar de forma regular actividad física de intensidad moderada (caminar a paso ligero, nadar, bicicleta, etc.).
Aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y a evitar el estrés, uno de los principales enemigos de nuestro sistema inmune.
Cuando la dieta no es equilibrada, cabe la posibilidad de recurrir a complementos dietéticos, siempre bajo la prescripción de un profesional, teniendo en cuenta que al mismo tiempo se debe mejorar progresivamente los hábitos alimentarios.
La Biblia dice:
Pro_3:8 Esto traerá salud a tu cuerpo y dará fortaleza a tus huesos.
Pro_3:22 serán vida para tu alma y gracia alrededor de tu cuello. 22A [y será salud a tu cuerpo y seguridad a tus huesos.
Pro_14:30 Una mente tranquila da salud al cuerpo, mas la envidia pudre los huesos.
Isa_38:16 YAHWEH, por estas cosas la gente vive; en todas ellas está la vida de mi ruaj.Está restaurando mi salud y dándome vida.
Isa_58:8 Entonces tu luz brotará como la mañana, tu salud brotará con rapidez; tu justicia irá delante de ti, y la Gloria de YAHWEH te seguirá.
Jer_33:6 No obstante, Yo les traeré salud y sanidad; Yo los curaré y les revelaré Mi Shalom y verdad en abundancia.
2Ma_11:28 Deseo que ustedes se encuentren bien; yo estoy bien de salud.
“Comed del bien [de las cosas buenas]” (Isaías 55:2). “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Yahweh ” (1 Corintios 10:31).
Sí, un seguidor del Mashiaj comerá y beberá en forma diferente lo hará para la gloria de Yahweh y usará sólo aquellas cosas “que son buenas”. Si Yahweh dice que algo no es adecuado para comer, debe tener una buena razón. El no es un rudo dictador, sino un Padre amante. Todos sus consejos son siempre para nuestro bien. La Biblia promete: “No quitará el bien a los que andan en integridad” (Salmos 84:11).
Nota: Ninguna persona entrará en el reino de los cielos por lo que coma. Aun el comer el alimento de los ángeles no le dará derecho a una persona al paraíso. Sólo la aceptación de Yahshua Ha Mashiaj como Salvador y Adon puede otorgar ese derecho. Sin embargo, el comer sin sabiduría, puede hacer que una persona se pierda, porque arruinará su capacidad de juicio y la hará pecar.
Que Yahweh le de Shalom
Moreh Ahmed Nahr Wadi
FONTE: www.ahmedministerio.org