LA CORRECTA INTERPRETACIÓN DE DANIEL

DANIEL

Escrito por Moreh Ahmed

El reavivamiento medieval de la interpretación histórica no surgió con los valdenses y otros grupos que estaban fuera de la Iglesia Católica -y que no reconocían la supremacía del o bispo de Roma-, sino que procedió de intrépidos católicos, algunos de los cuales se sintieron constreñidos a clamar contra las perversiones inconcebibles de esa iglesia y a aplicarle algunos de los símbolos proféticos de las Escrituras. Aplicaciones similares también fueron hechas por ciertos escritores judíos. El número creciente de disidentes, a partir del Renacimiento, casi siempre fundamentó las críticas que hacía al puebo en las profecías de Daniel y Apocalipsis. En la mente de hombres pensadores, estas profecías fueron recuperando gradualmente el lugar que les correspondía.

La Reforma se basó en las profecías.

Todos están de acuerdo en que la gran Reforma protestante fue un redescubrimiento de las verdades de buenas nuevas en la congregación primitiva, las cuales predominaron en el tiempo de su mayor pureza. Pero esto pudo lograrse gracias a un nuevo énfasis en el propósito de las profecías bíblicas acerca del antiMashiaj. Durante dos siglos antes de Lutero, hombres de inclinación espiritual habían dado énfasis, con creciente claridad, a la salvación por medio de Yahshua, protestando por las grandes perversiones de Roma, entre tanto que permanecían dentro de la Iglesia Católica. Pero cuando Lutero captó la verdad de la identidad profética del antiMashiaj, esto lo alentó a él, y a centenares más en diferentes países, a romper con Roma. A la luz de las repetidas y explícitas representaciones y admoniciones proféticas, se sintieron impelidos a “salir” de la Babilonia papal. Estuvieron dispuestos a ir a las mazmorra o a la hoguera antes que claudicar en su obediencia a los designios divinos que ahora discernían claramente. Y esto fue usado como un grito de guerra, porque las descripciones proféticas fueron predominantes en el pensamiento de la Reforma, y ahora se discernían y aplicaban con claridad.

La contrarreforma estimula interpretaciones contrarias.

La acusación virtualmente unánime de que el papado es el antiMashiaj. de la profecía, acusación lanzada por todos los grupos protestantes en todos los países, indujo a los dirigentes católicos romanos a procurar que se desviara el dedo acusador, y que se alejara la atención de los protestantes del sistema católico medieval. En esto alcanzaron mucho éxito. Francisco Ribera y Luis de Alcázar jesuitas españoles del siglo XVI, se levantaron para hacer frente al desafío, formulando interpretaciones aparentemente razonables, aunque contrarias a las de la Reforma.

Ribera sostenía que el antiMashiaj era un individuo aún por aparecer, un gobernante impío de Jerusalén que ejecutaría sus designios al fin de los siglos en tres años y medio literales. En esto contaba con el pleno apoyo del gran polemista católico, el cardenal Roberto Belarmino. Esta interpretación que coloca al antiMashiaj en el futuro, recibe con justicia el nombre de futurista. Esta idea futurista pronto se convirtió en la interpretación habitual católico-romana en cuanto al antiMashiaj, y es ahora la más difundida entre los católicos.

Por otra parte, Alcázar sostenía lo que recibió el nombre de preterismocon lo cual se afirma que prácticamente todas las profecías terminaron con la caída de la nación judía y con la destrucción de la Roma pagana; y que el antiMashiaj había sido algún emperador romano como Nerón, Domiciano o Diocleciano. La enunciación de estos dos puntos de vista -futurismo y preterismo- mostraba el espectáculo anómalo de dos explicaciones opuestas y mutuamente excluyentes que surgieron de la misma Iglesia Católica; pero lograron su propósito: confundir la interpretación profético protestante.

El restablecimiento provocado por la Reforma, dañado por desviaciones posteriores.

La interpretación antagónica del jesuita Alcázar comenzó a ser adoptada por protestantes declarados como Hugo Grocio (1583-1645) de Holanda y Henry Hammond (1605-1660) de Inglaterra, lo cual causó división y pérdida de confianza en el enfoque histórico continuo de las profecías por parte de muchos protestantes. El resultado fue una segunda desviación de la interpretación correcta, esta vez entre los protestantes. Sin embargo, hubo algunos como Joseph Mede, que no sólo permanecieron firmes frente a las perversiones, sino que fueron impelidos a estudiar de nuevo todo el campo de la profecía, y a introducir de nuevo el milenarismo futuro y la escuela histórica de interpretación. Esto dio como resultado una exposición cada vez más clara y correcta. El preterismo penetró en la escuela racionalista de los teólogos alemanes del siglo XVIII; el futurismo halló cabida entre los protestantes del siglo XIX, y en décadas recientes generalmente ha sido aceptado por los fundamentalistas.

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