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“Todo está basado en lo que llamamos «efecto invernadero». Recibimos nuestra energía principalmente del Sol. Ahora bien, al ser absorbida por la superficie del planeta, la luz solar se transforma y es reemitida en forma de luz infrarroja, y resulta que esa luz infrarroja no puede atravesar la atmósfera tan fácilmente como la luz visible. Así que es devuelta y dispersada por los gases de efecto invernadero, especialmente el CO2. Lo asombroso es que la aportación neta, a cada segundo, por la intensificación del efecto invernadero, equivale a cuatro bombas de Hiroshima. Al año, esa energía equivale a la implosión de 125 millones de bombas de Hiroshima”.

“Ora, quando estas coisas começarem a acontecer, olhai para cima e levantai as vossas cabeças, porque a vossa redenção está próxima”. Palavras de Cristo em Lucas 21:28.